Por: Dionicio Llamas Belmares.

En las últimas décadas, Baja California ha asistido, tal vez de manera adelantada, a los hechos que han ocurrido en la historia reciente de nuestro país, no puede pasar desapercibido que fue el primer estado de la república en darse la alternancia política a nivel de Gobernatura, en una época donde un solo partido, de manera omnipresente, estaba en la vida pública y política del país.


Sin embargo, para muchos, la alternancia dejó de significar, en poco tiempo, una bocanada de aire fresco para las instituciones y la vida pública, por el contrario, se terminaron repitieron las mismas prácticas con los gobiernos emanados de la alternancia política.


Es así que durante más de dos décadas, gobernó Acción Nacional un estado sin casi oposición ni resistencias, lo cual tuvo como consecuencia que sus gobiernos se convirtieran en una metástasis de las prácticas políticas que originaron su victoria electoral.


Baja California también fue un laboratorio de las prácticas neoliberales, durante buena parte de la década de los noventa, al pretender convertir a México en una maquila, se desató un auge de empresas extranjeras que se establecieron en los estados fronterizos que, si bien crearon empleos, las condiciones de éstos rayaban en la esclavitud, salarios cercanos al mínimo, condiciones de trabajo infrahumanas, jornadas de trabajo extenuantes que en muchos casos superaban las 12 horas, entre otras.

Además de lo anterior, también el estado fronterizo fue de los más duros en
aplicar privatizaciones de los servicios que proveían los gobiernos estatales y municipales, lo más reciente, la lucha por frenar la privatización del agua y de los servicios que satisfacen la demanda del vital líquido a la población, así pues, todo ello aunado a la incapacidad del gobierno estatal de dar solución a las demandas sociales, eran el caldo de cultivo para una transformación.

No obstante, a pesar de los niveles de violencia y corrupción por las nubes, la impunidad galopante y el colapso de las instituciones del estado, en Baja
California como en todo el país, no fue hasta en el año 2018, cuando una
alternativa política obtiene el triunfo electoral.

Gracias a la construcción de un proyecto alternativo que ha dado esperanza a millones de un cambio en el rumbo y destino del país, Baja California optó por la opción que está en el extremo opuesto de los gobiernos emanados del Acción Nacional (anteriormente sólo escribes acción nacional, homologa) .

En ese ánimo nacional de esperanza y renovación, también las elecciones de este año para renovar la Gobernatura, MORENA ha sido la fuerza política que logra romper con gobiernos de derecha en más de dos décadas pero, los recientes sucesos para alargar la gobernatura de dos a cinco años, nos deja con un mal sabor de boca.


No se puede negar que, en dos años, no se puede hacer mucho en un estado
dominado por la violencia, la desigualdad, la falta de oportunidades, sin embargo, esas fueron las reglas del juego que se fijaron antes de que se llevaran a cabo las elecciones.


En un primer momento, el candidato de MORENA, impugnó en los tribunales electorales la decisión soberana del congreso de Baja California de establecer una Gobernatura de dos años para así cumplir con el mandato constitucional de empatar las elecciones locales con las federales, después, el tribunal local le dio la razón, pero los tribunales federales fueron quienes restablecieron el mandato constitucional del estado, además, señalaron que cualquier modificación al periodo de gobierno se tuvo que establecer antes de la convocatoria de elecciones, para dar certeza en los comicios.


Así pues, se llevaron a cabo las votaciones donde los ciudadanos decidieron quién los gobernaría por los siguientes dos años, pero, como lo vimos en semanas recientes, el congreso del estado decidió reformar los artículos transitorio de su constitución y ampliar el mandato, lo cual a todas luces vulnera los principios básicos en los que cualquier democracia puede sustentarse, la certeza y la legalidad.

Resulta evidente que este acto fue apoyado por militantes de MORENA en aquel estado, decisión que muchos buscaron desde un primer momento durante el proceso electoral, si bien no se puede hacer mucho en dos años, el total desaseo y la ilegalidad con el que se realizó el cambio en el periodo del gobernador, nos recuerda a la alternancia de hace más de dos décadas, por que si desde ahora se repiten las mismas prácticas que de los gobiernos panistas, MORENA y la cuarta transformación en aquel estado podrán ser solo una noche de debut y despedida.