Por Liliana Lucía Medina Suárez del Real

La imagen de los cuatro hombres y una mujer frente a micrófonos, los flashes iluminando sus rostros ligeramente nerviosos, y los ensayados discursos sin sustancia de las autoridades de Seguridad en la conferencia de prensa del domingo 5 de noviembre, bien pudieran resumir la situación de violencia en el estado, y la forma en la que se le atiende.

Esa manera de responder a la manifestación (del domingo también) de los familiares de víctimas de inseguridad, fue la involuntaria revelación del sentir de las autoridades: entre parecer negligentes o ineptos, prefieren lo segundo.

Los largos cincuenta minutos de una conferencia de prensa convocada en domingo y con apenas un par de horas de anticipación –dando la idea de tener información de última hora- pueden resumirse en “no hemos logrado nada, pero le echamos ganas”.

La conferencia inició con referencias a Rosalía Domínguez y Antonio Trancoso, trabajadores de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) desparecidos el 25 de octubre, se pensó pues que ya habían sido localizados. Pero la idea duró unos segundos porque pronto se aclaró que no se sabía todavía de su paradero.

Entonces, ¿cuál era la nota? No la había, sólo una larga enumeración de los infructuosos operativos y acciones emprendidas para encontrarlos.

Así, se recordó que ya fue localizaron el vehículo en el que viajaban, que estaba cerrado y sin signos de violencia; se sabe también que ya encontraron los lentes de ella, y un vehículo que pudo haber estado involucrado con su desaparición.

El secretario de Seguridad abundó sobre los operativos emprendidos y sus resultados: decomiso de equipo táctico, una antena de onda corta, una camioneta, y un Golf robados; la localización de un vehículo quemado con un mensaje para Policía Estatal; varias dosis de cocaína, 25 de marihuana, y 12 de piedra; una pistola tipo revolver calibre 38 especial; etcétera. Nada sin embargo de sus dos trabajadores desaparecidos.

Toda esta información que en nada resuelve la angustia por la que pasa la familia de las víctimas, sí aporta datos que retratan el modo de actuar de las corporaciones. Por ejemplo, ya sabemos que 30 por ciento de las fuerzas operativas de la SSP están desplegadas en la zona donde ocurrió la desaparición. Y que el helicóptero de esta dependencia ha volado 25 horas en 10 días en la búsqueda de estas dos personas, aunque en promedio vuela 20 horas al mes. ¿Por qué no vuela así por los demás desaparecidos? Nadie lo dijo.

En las declaraciones del titular de la SSP quedó claro también que no hay una política consistente para actuar en casos como este, pues aunque inicialmente desde esa dependencia se llamó a no difundir rostros y nombres de los desparecidos por correr riesgo su integridad, ahora nos cuenta el Comandante que se distribuyen cartulinas con esa información en Oxxos y tortillerías, la misma información que se solicitó ocultar a los medios y que no se ha boletinado a estas alturas para su difusión.

En su turno, el procurador del Estado explicó que los operativos a su cargo empezaron casi 20 horas después de la desaparición, es decir, al día siguiente a las 6 de la mañana.

Nos narró también que los policías ministeriales a veces actúan sin descanso, porque saliendo de un operativo inician el otro sin haber dormido, lo cual, más que enorgullecer a quien los manda, y generar culpa a quienes pagamos su sueldo, tendría que ser motivo de vergüenza para los primeros, y de preocupación para los segundos.

También se dio cuenta de los resultados de los peritajes. Gracias a eso, hoy sabemos que en el vehículo abandonado donde viajaban Rosalía y Antonio, hay una mancha de sangre antigua en la cual –pueden estar tranquilos los presuntos raptores gracias a la información revelada- no fue posible hacerle muestras de ADN.

Para que quede clara la profundidad de la investigación, se informó que en varios vehículos, han encontrado una imagen de la Virgen de Guadalupe, otra de un Cristo, un sombrero y un pantalón tipo táctico en color verde, lata de aluminio de desodorante de aerosol, lata de aluminio con la leyenda ‘Modelo’, “botellas plásticas con etiqueta con la leyenda ‘Fanta’”, envases de refresco que son utilizados para entrenar al tiro al blanco, cajetillas marca Marlboro. Vaya, se tiene pues todo un perfil criminológico.

Quién sabe si por ser tantos los casos por atender, o porque simplemente cada caso es un número de expediente más y no el rostro de una persona, una familia y una tragedia, pero los funcionarios no tienen en la mente siquiera los casos que tristemente se han convertido en emblemáticos. La secretaria de Gobierno se refirió a Cinthia Nayeli (víctima de presunto feminicidio) como “Citlali”, y ante el error de una reportera de llamar a Froy Iram (joven fallecido en Fresnillo por una bala perdida), como Froylan, las autoridades persistieron en el yerro y se desconcertaron por no saber de quién les hablaban.

Al desnudo también quedó su resignación en el caso que motivó la conferencia, pues cuando una reportera preguntó si aún había posibilidades de encontrar a Rosalía y a Antonio con vida, se hizo un largo silencio, salió una sonrisa nerviosa de la secretaria de Gobierno, movió la cabeza hacia los lados en algo que pudiera ser interpretado como un tímido “no”. Ante ello, intervino el secretario de Seguridad para manifestar que ellos los buscan con vida a sus compañeros.

Con honestidad de antología, la secretaria también atajó la pregunta con respecto a si estos dos trabajadores habían estado en condición de vulnerabilidad al pertenecer a la SSP. Como si eso fuera más tranquilizador, la secretaria nos dijo “los ciudadanos estamos vulnerables, no tanto la corporación, los ciudadanos”, enterrando en unas cuantas palabras la terquedad con la que nos prometen que “se matan entre ellos”, y por lógica, atacarían focalizadamente a quienes los combaten.

Por si nada de esto fuera suficiente, la conferencia de prensa se llevó a cabo de manera simultánea con una balacera en el municipio de Fresnillo. El hecho de que el comandandante de la onceava Zona Militar, el procurador del estado, el secretario de Seguridad, el representante de la Policía Federal, y la secretaria de Gobierno estuvieran ahí, frente a los medios informando nada, en lugar de estar coordinando los esfuerzos operativos, demuestra que más preocupados por hacer, están preocupados por parecer que hacen.