Por: Luis Medina Lizalde

¿Cómo se   explica la protección desde el gobierno a políticos corruptos? Haciendo debido recuento de las veces que a un destacado político le estalla un escándalo  que solo la sentencia judicial definitiva le debería poner fin, declarándolo inocente o culpable, nos topamos con que el sistema lo protege.

La sentencia dictada contra Javier Duarte y la excarcelación de Alejandro Gutiérrez son recientes   ejemplos de cómo desde el régimen se opera para burlar la ley en agravio de una sociedad  lastimada por la impunidad, aunque en su descargo, hemos de decir que ambos políticos cuando menos pisaron la cárcel pues otros lo más que padecen son  juicios mediáticos.

El ex gobernador Veracruzano  se dejó agarrar, operó tan torpemente el encuentro con su esposa e hijos en la vecina Guatemala que no dejó más camino que echarle el guante, Peña Nieto hizo un misterioso viaje a ese país poco tiempo antes de que lo trajeran de regreso e inmediatamente se puso en operación la colaboración del Ministerio Público mediante “torpezas” sembradas para facilitarle su defensa,  el pasado 22 de Agosto se le brinda el mejor servicio posible en semejante circunstancias al reclasificar el delito de delincuencia organizada por el de asociación delictuosa, luego vendría la sentencia de 9 años y 58 mil pesos de multa que seguramente le inspiraron las más sonoras carcajadas. En tiempos de la campaña presidencial de Peña Nieto, el tesorero Duarte en del gobierno de Veracruz fue sorprendido con maletas de dinero, su coartada de tan pueril fue  casi confirmatoria de que el dinero era para Peña, no todo se le iba dejar a Odebrecht.

 

Alejandro Gutiérrez se topó con pared, Javier Corral, Gobernador de Chihuahua le puso empeño al asunto y  logró landetención del ex operador de más alto rango de Manlio Fabio Beltrones cuando presidió el PRI, asomándose la posibilidad de castigar por primera vez la rutinaria inyección de dinero de procedencia ilícita en actividades electorales,  esta vez dinero  del erario de Chihuahua en tiempos del otro Duarte, César el protegido.

 ACÁ TAMBIÉN LLUEVE

Los políticos Zacatecanos no han sido ajenos a esos bochornosos hechos,  en diversos episodios han sido pillados “operadores” con grandes cantidades de dinero aunque  los que mueven los hilos han tenido el poder para evitar procesos inconvenientes.

Todo es cuestión de tener el directorio  los números telefónicos  pertinentes  y la relación “adecuada” ,  no importa que  “cazados”  y “cazadores” pertenezcan a partidos enfrentados, los jefes de ambos pueden entenderse: Hoy por ti y mañana por mí” suele ser la frase ritual.

 Un caso paradigmático de lo anterior es cuando fueron descubiertos con  las manos en la masa  en la colonia  “Geranios”,  funcionarios coahuilenses enviados  por el entonces gobernador de ese estado  Humberto Moreira  a fortalecer al PRI en la contienda del que resultó ganador Miguel Alonso.

Lo anterior fundamenta una hipótesis: El suministro ilegal  de dinero a las elecciones es una inversión en impunidad, el que se beneficia de esos recursos y gana, queda comprometido con el “aportante”, por eso, Javier Duarte entendía que había comprado permiso para enriquecerse y   recibir “ayuda” para salir lo mejor librado posible en caso de imprevistos.

No es solidaridad con el caído “jalador”,  es defensa propia la operación protectora de políticos pillos.

Una acción ilícita desde las instituciones no se puede efectuar en solitario, se requieren  cómplices activos y pasivos,  silencios. Un asalta borrachos a lo mejor no necesita “vejigas para nadar” pero un ladrón que opera en el servicio público no puede eludir insertarse en delincuencia organizada y cuando la lumbre se acerca a los aparejos lo primero que se le ocurre pensar es que “si yo caigo caemos todos” y así hace que se ponga en marcha la protección que tanto indigna.

 ¿SI MEJOR DECIMOS  POLÍTICO RICO  POBRE POLÍTICO?

Es momento de   valorar la importancia de la agenda de cambios para “desadinerar” las elecciones para desmantelar el sistema de impunidad.

 La iniciativa de ley para bajar a la mitad el monto de las prerrogativas de los partidos  conducirá a dejar las  imposiciones de “bultos” que dependen del dinero para ganar.

La reducción de los ingresos de la clase política volverá prudentes a los candidatos a la hora de gastar en campaña.

Al  clasificar como graves los delitos electorales la impunidad de los compra votos se reducirá espectacularmente.

El daño cultural ocasionado por la creencia de que “político pobre pobre político” puede  revertirse  si   pensemos en los grandes de la historia de México para demostrar lo contrario, si algo no tuvieron Juárez y Cárdenas fue dinero, solo talento y honestidad.

No son pactos, es un sistema lo que genera la impunidad, lo dice brillantemente Lorenzo Meyer.

 

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