Por: Luis Medina Lizalde 


Dicen que Dios dice “Ayúdate que yo te ayudaré” y eso queda como anillo al dedo a los gobiernos estales y municipales cuando esperan que la Guardia Nacional resuelva la inseguridad en sus respectivos territorios, estados como el de Zacatecas están atados de manos porque su institucionalidad tiene muchas fugas por donde se derrama el dinero público a la manera que se desperdicia el agua cuando la red subterránea tiene tantas fugas que de nada sirve que se aumente el suministro del líquido porque igual se desperdicia.

La corrupción ha sido determinante para hacer de nuestro estado expulsor de alto porcentaje de jóvenes de todos los niveles económicos, en dónde se ven obligados a salir del territorio en busca de empleo lo mismo analfabetas, que los que cursan estudios de posgrado.


El gobierno del estado muestra prisa porque venga la Guardia Nacional en idéntica actitud dependiente del pasado. Zacatecas inició su espectacular endeudamiento pretextando invertir en instalaciones militares en Jalpa y Fresnillo, tuvimos la estancia prolongada de marinos instalados en gimnasio Fresnillense y a la Policía Federal hospedada en conocido hotel capitalino todo con cargo al presupuesto del estado.


En los dos sexenios locales la fuerza federal se hizo presente y los zacatecanos no recuperamos los niveles de seguridad anteriores ni mejoramos la respuesta local


¿PROVOCACIÓN, ADVERTENCIA, CASUALIDAD?

El Fiscal General del Estado debe tomar nota de lo sucedido el 12 del agonizante Abril. El sitio y el momento elegidos para asesinar a la estudiante de Derecho es un mensaje provocador al estilo de las mafias; matan a una joven bajo custodia policial en el preciso momento en que el fiscal atendía asuntos académicos y con su cuerpo de seguridad presente, si el homicida es un ex agente ministerial que sostenía una tormentosa relación con la joven, se supone que pudo cazarla en un lugar privado sin riesgo de enfrentar a ex compañeros armados, lo mínimo que se puede decir es que los asignados a la custodia de la joven y los responsables de la seguridad del Fiscal no pasaron la prueba de los hechos.


Después del asesinato, la policía dio una muestra más de lo lejos que están de merecer confianza al matar al joven Marcos García en un episodio oscuro donde la única certeza es que policías mataron a un joven al someterlo y pasárseles la mano.

La prueba mayor de la profunda crisis moral en que se debate el aparato de seguridad del estado de Zacatecas se produjo por la mañana de ese mismo día, cuando cayó asesinado el abogado Juan Manuel Rodríguez González, que en el mes de Junio del 2018 brindo asistencia legal a una madre de un adolescente ejecutado que se armó de valor para señalar que un instructor extranjero de la Secretaría de Seguridad Pública apodado el “Colombiano” irrumpió al mando de varios elementos por la fuerza a su humilde hogar, llevándose a su hijo, a que apareciera salvajemente asesinado poco después en una comunidad de Ojocaliente.

 
Tenemos derecho a saber si el acusado es culpable o inocente, si es prófugo de la justicia o qué onda. 

Según el decir de varios agentes policíacos al “Colombiano” se le dicta orden de aprehensión y “a lo mejor lo dieron de baja para taparle el ojo al macho” porque el “fugitivo” se traslada, por el rumbo del Sureste, en una Suburban negra blindada acompañado de patrullas de esas que cuando las requisan mandan boletín diciendo que son vehículos clonados y colorín colorado

¿Acaso tiene información comprometedora este instructor? Esa pregunta resuena en las catacumbas de la burocracia policial

PARALIZADOS


Perdemos el tiempo si buscamos culpas individuales y no partimos de que la impotencia local es efecto acumulado de decisiones y omisiones en las que concurren varios periodos gubernamentales y municipales. La corrupción es inercial y circula por las arterias del sistema.


Los pleitos entre sindicaturas y presidencias, cabildos y contralorías se salen de control por la atrofia de las instancias que debieran fungir como garantes de la legalidad, se falsifican firmas impunemente, se corre personal sin respeto a procedimientos impunemente, se desconoce al “incomodo” cuyo cargo también emanó de las urnas impunemente, un gobierno municipal así jamás cumple con la función de primera línea de nuestra seguridad.


Zacatecas es un estado muy dañado por sus grupos sexenales tanto cuando se pelean como cuando se ponen de acuerdo porque en ninguno de los casos actúan guiados por principios, menos por el interés general.


Cínicamente ostentan que tienen intereses, no convicciones, por eso transitan de una ideología a otra, de un sexenio a otro, por eso no se notan cambios cuando se hace del gobierno un partido distinto


Nos encontramos el jueves en el Recreo
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