Por: Luis Medina Lizalde 


Los empedernidos populistas que han gobernado nuestro país son anti populistas en el discurso pero la inercia creada ha sido tan poderosa que difícilmente puede uno encontrar ejemplos de gobiernos de cualquier signo ideológico que no reproduzcan esas prácticas. 

Los estudiosos no se ponen de acuerdo en una definición de “populismo” pero el uso más generalizado del término describe un modo de hacer política encaminado a ganarse al pueblo en contraposición a la élite en base a tácticas que no se ocupan de atender intereses reales sino de manipular emociones colectivas.


Hay populismo de izquierda y de derecha, de las instituciones y del crimen organizado, como lo acredita la historia del líder del cártel del golfo y sus repartos de juguetes “el día del niño”. 


Un ejemplo acabado de populismo delictivo es la relación de Pablo Escobar Gaviria con los sectores populares de la región de Medellín en Colombia. 


La política populista más nociva es la que se practica con recursos públicos. Cuando los programas sociales se envuelven en populismo para convertirá los beneficiarios en clientela electoral genera deformaciones de la cultura cívica al inducir la decisión del votante basada en interés individual desplazando de la reflexión la atención a lo colectivo.


En cambio, los programas sociales implementados para satisfacer necesidades específicas sin viciarse de manejo populista con móviles electorales integra al ciudadano beneficiario con plena conciencia de que ejerce un derecho y no recibe una dádiva y que su gratitud tiene como como única destinataria la sociedad a la que pertenece que con sus impuestos hace posible los programas. 

Otro populismo rutinario a cargo del Erario es el financiamiento de espectáculos con el disfraz de estimular el turismo, fomentar el deporte o celebrar festividades tradicionales.
Programas televisivos de larga permanencia, filmación de películas y telenovelas han sangrado presupuestos públicos para pagar alimentación, hospedaje, boletos de avión. Raúl Velazco impuso récord de duración con su “México, Magia y Encuentro” en esa modalidad.


El financiamiento Público de equipos deportivos profesionales que son negocios privados es otra onerosa forma populista. 


UN RATO DE ESPARCIMIENTO POR UNA VIDA DE CARENCIAS


El 30 de Abril día del niño y el 10 de Mayo, día de la madre, son ocasiones de convivencia tradicional con la autoridad que se prestan para derroche del dinero público sin recato cuando sin más motivación que el lucimiento personal se contratan grupos musicales, cantantes y demás figuras del espectáculo generalmente decadentes o de medio pelo pero suficientemente conocidas como para motivar la asistencia de sectores excluidos del desarrollo.


Las ferias tradicionales pasaron de coloridas festividades realizadas con imaginación y talento organizativo a compromisos de gobiernos, sobre todo municipales, donde se gasta lo que no se tiene.


El conjunto de prácticas susceptibles de calificarse como “populismo institucionalizado” es crecientemente cuestionado por una ciudadanía que se fija cada vez más como se gasta el dinero público y que experimenta la frecuencia del “no hay”, “no hay” a la hora de demandar atención a verdaderas necesidades.


El primer signo de una nueva conciencia es la victoria electoral de opciones distintas a las que repartieron despensas, becas, pensiones y demás beneficios condicionando el sentido de su voto, el político que no ha notado la diferencia no registra que hay una revolución mental en la ciudadanía que ya sabe distinguir entre derechos y dádivas, que disfruta escuchar a los Cadetes de Linares sin sentir compromiso partidista con quién lo contrató, tal evolución de la conciencia ciudadana provocará, más temprano que tarde que se modifiquen las prioridades del gasto público estado por estado, municipio por municipio y que el dinero público sea utilizado con racionalidad orientada a garantizar la calidad de vida de los gobernados.


El estilo sencillo del Presidente López Obrador estimula la conciencia crítica sobre el derroche populista, los gobernantes municipales y estatales son observados con lupa por la ciudadanía harta de excesos, urge la revisión colectiva del estilo de gobernar que profundiza la desigualdad.


DESPERDICIO A LO…


En Zacatecas hay tela de dónde cortar si revisamos con espíritu autocrítico el derroche populista, el espejismo de la popularidad instantánea queda en evidencia cuando un gobernante deja de serlo, el aplauso fácil conseguido malgastando los insuficientes recursos cambia de destinatario cada vez que hay cambio de gobierno.


No se trata de cancelar festividades o tradiciones, se trata de que el gobierno deje de usarlas para efímero lucimiento de efímeras presencias y de no confundir controlar voluntades con dinero con lograr convencer con hechos y razones
Los gobiernos locales bien harían en revisar su escala de prioridades a la hora de gastar el dinero que es de todos, no seguir con prácticas populistas con discurso anti populista.


Nos encontramos el lunes en El Recreo
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