Por: Luis Medina Lizalde

Por sugerencia de Pérez Canchola, veterano defensor de Derechos Humanos en Baja California y por la intermediación de un prestigiado profesor universitario, amigo común, me entrevisté con el padre de un joven desaparecido en Tijuana que después de muchos meses pudo localizar el cuerpo decapitado de su hijo y reconstruir la historia de la tragedia originada en que el jovencito tuvo la mala suerte de usar el día de su tormentoso final un atuendo parecido al que verdaderamente buscaban los asesinos. A pesar del tiempo transcurrido su narración su emoción se desborda provocando en el maestro universitario y en mí un estremecimiento difícil de describir, la burocracia de Baja California es retratada como insensible, corrupta y notoriamente coludida con las bandas criminales, desde luego no en su totalidad.

La suerte quiso que en el momento de nuestra emotiva charla trascendieran las declaraciones del obispo Guerrerense Salvador Rangel, dando a conocer que sostuvo un encuentro en la sierra del sufrido estado de nuestro sufrido sur con un jefe del crimen organizado con el doble propósito de externar el agradecimiento por algunas obras entregadas a empobrecidas comunidades del rumbo y la petición de que no mate candidatos, obteniendo, según el relato del prelado, el compromiso del jefe del cártel de acceder a respetar la integridad física de los mismos siempre y que “no compren votos y cumplan sus promesas”.

Pocas horas después del imborrable encuentro con el angustiado padre, que ahora busca auxiliar a los que pasan por el amargo trance en la búsqueda de sus familiares desaparecidos para que no sucumban en los podridos laberintos burocráticos, se conoce la provocación infame del Presidente Trump al disponer enviar la Guardia Nacional a la línea fronteriza entre ambos países.

Se cumplieron los peores pronósticos de los expertos al conocer la declaración de guerra de Felipe Calderón contra el crimen organizado a los diez días de rendir protesta como Presidente, sin otro afán, como lo ha dejado claro entre muchos otros Jorge Castañeda, que legitimarse al estilo Salinas De Gortari.

Ahora, tenemos una constante cesión de territorio a los criminales, una burocracia infiltrada y corrompida en grado superlativo y un pretexto inmejorable para la vocación intervencionista de los Estados Unidos.

Días antes y en el mismo estado de Guerrero, trascendió que los pobladores de la montaña impidieron que los soldados destruyeran los sembradíos de amapola y les mostraron que de eso dependía su sobrevivencia.

PEOR NO PODEMOS ESTAR

Después de tanta sangre derramada, de tanto capo capturado o muerto, de tantos millones despilfarrados, estamos peor que aquel 11 de diciembre de 2006hemos desgastado irresponsablemente a nuestras Fuerzas Armadas sin lograr moralizar y capacitar las fuerzas policiales, en gran medida el gobierno está a cargo de amedrentados o coludidos y la soberanía nacional se ve gravemente amenazada por el país que pone los consumidores y las armas quedándose con la parte del león de las suculentas ganancias.

¿Cómo se explica la falta de voluntad para abandonar una estrategia a todas luces equivocada? El ejército ha sido ejemplarmente institucional, pero eso no ha impedido que se conozca su desacuerdo con la asignación de funciones policíacas a los soldados y marinos. El general Cienfuegos, recientemente dejó muy claro que quieren fundamento legal para no pagar consecuencias de una orden del gobierno civil que transgrede la Constitución, pero que no pidieron una ley de seguridad interior; es decir, el gobierno de Peña Nieto los usó como pretexto.

¿Por qué no hemos sido capaces de utilizar los resortes diplomáticos para que los vecinos del norte impidan el abastecimiento de armas en más de 14 mil establecimientos comerciales, muchos de los cuales se trasladaron o crearon exprofeso para lucrar con nuestra tragedia colectiva?

¿Por qué no se ha intervenido para brindar oportunidades de empleo para los vastos semilleros de halcones, pistoleros y operarios del crimen organizado que residen en los municipios pobres y en los cinturones de miseria de las ciudades?

¿Qué explica la resistencia a combatir al crimen organizado, empezando desde arriba, sabiendo que es la única manera de tener éxito?

VÁYANSE, NO PUDIERON

El gesto del obispo Rangel corresponde a un religioso comprometido con la gente con la que convive, con la gente pobre de este país.

Representa la búsqueda de otra estrategia, la actual nos acerca peligrosamente a otra intervención gringa.

Por patriotismo básico, por instinto de sobrevivencia, por sentido común, debemos reclamar que la estrategia que hasta ahora se ha puesto en práctica se vaya al basurero de la historia.

No tienen cara de hablar los amedrentados, ineptos o corruptos.

Es tiempo de cambiar.

Nos encontramos el lunes en el Recreo
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