Por: Luis Medina Lizalde

Un gobernante débil no ofrece buenos resultados,  México está plagado de gobernadores débiles  para  sus tareas. El crimen organizado se pasea en sus estados como “Pedro por su casa”. Los huachicoleros al menudeo operan con toda impunidad, el nexo corrupto entre funcionarios y hombres de negocios y la desviación de recursos son el pan de cada día y los privilegios de la clase gobernante son exitosamente reguardados con la vibrante magia de la palabrería.

 La debilidad gobernante es fácilmente medible  mediante la incapacidad para legitimar proyectos.

Cada estado puede hacer sus propias cuentas de la trayectoria de debilidad a veces interrumpida por gestiones eficaces temporales.

Zacatecas tiene varias décadas en que la debilidad  hereda problemas de un sexenio a otro, piénsese en la “papa caliente transexenal” que se resolvió  luego de décadas con un sumamente funcional estacionamiento y un espacio  bautizado como “Plaza Bicentenario” en donde se ubicó la primera Central de Autobuses que tuvo la ciudad de Zacatecas.

                                     TIEMPO PERDIDO

La Presa de Milpillas ya tomó esa vereda, prevista para retener en Zacatecas la abundante agua de lluvia que año tras año se derrama en estados vecinos que se destinará para surtir de Fresnillo a Guadalupe, cuenta a su favor con la concesión gestionada por el ingeniero Benjamín De León Mojarro (hasta ahora, uno de los funcionarios más probos que conozco) cuando fungió  como Delegado de CONAGUA  en Zacatecas.

Un proyecto de tanta importancia y por una cuantía sin precedente tiene su primer signo cuestionable en el esquema financiero de la asociación pública privada  siendo una obra que por su naturaleza y dimensión debió inscribirse en el Plan Nacional de Infraestructura, vía de acceso a las grandes bolsas presupuestales,   al igual que un gasoducto pensado para desarrollar la economía del estado y no la de unas pocas empresas.

Luego vino la desastrosa operación política que germinó en la oposición de ejidatarios y habitantes del entorno con toda razón temerosos de repercusiones negativas  para su hábitat.

A la oposición inicial se agrega la justificada desconfianza de que la obra haya sido concebida para dotar de agua a la planta cervecera y no para servir a la población.

Si a lo anterior le agregamos que después de la presa vendrá el acueducto que recorrerá muchos Kilómetros desde Jiménez Del Teul hasta la Zona Centro del estado, cruzando ejidos y propiedades privadas, el empantanamiento de la obra, de seguir como vamos, llegará al final del siglo, pues no se ve por dónde aparezca el ejercicio de la política que construya el consenso mayoritario.

En el fondo, cuando el Presidente de la República menciona como posibilidad la consulta sobre la  presa Milpillas  al respecto está exhortando a que se haga el trabajo político requerido y, en mi opinión, no solo respecto a la presa sino al acueducto.

                   OTROS BOTONES

Otro caso que da cuenta de la debilidad gobernante local y transexenal es el de la situación crítica del ISSSTEZAC  de la que se quiere salir del paso con el remate de los bienes del organismo local de seguridad social, para que dentro de algunos años estemos igual que ahora pero ya sin bienes de los que se puede echar mano para salir del paso, todo por no reconocer que la administración de tan importante patrimonio ha sido todo lo contrario a la eficiencia y la honestidad y que los salarios de su élite son una carga pesada. Entrarle al toro significa firmeza para pisar callos de la clase gobernante que durante muchos sexenios se mostró incapaz de cuidar una buena herencia de etapas anteriores.

Otro caso emblemático es el de la UAZ cuando el gobierno no entiende que es la más importante institución de estado en el ámbito educativo y la trata como una especie de carga financiera y potencial molestia política, si el gobierno tuviera política de educación superior dentro de la perspectiva regional podría interactuar con la institución sin lesionar la autonomía. 

 

                     PREMISA FALSA

La debilidad del gobernante empieza con la falsa premisa de que la fortaleza política de un gobernante es directamente proporcional al presupuesto que maneja, si así hubieran pensado Porfirio Díaz o su antítesis Lázaro Cárdena, habrían tirado el arpa muy pronto, la historia demuestra que el uso del tiempo es la clave. 

Para ser políticamente fuertes los gobernantes deben cuidar su autoridad moral teniendo manos limpias  para que los inevitables ataques de sus adversarios topen en pared.

Con esa debilidad, los alegatos federalistas son retórica vacía y encubridora de intereses creados en los estados.

La debilidad del gobernante es nuestro problema, él es piloto y los gobernados pasajeros.

La ciudadanía  tendrá que ocuparse de que la Cuarta Transformación llegue a su tierra.

Nos encontramos  en El Recreo

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