Por: Luis Medina Lizalde

Tampoco se ponen de acuerdo en cómo reaccionar ante una posible derrota los que no lograron ponerse de acuerdo para hacer posible una victoria.

El activismo de cinco prominentes hombres de negocios para frenar a López Obrador y el relevo en pleno proceso electoral del presidente del PRI, dan cuenta de que las élites políticas y empresariales perdieron cohesión interna.

Tal como lo reseñan columnistas como Salvador García Soto, (Serpientes y escaleras) cinco miembros del Consejo Mexicano de Negocios se reunieron con Ricardo Anaya para que no critique a Peña Nieto, en aras de inducir una alianza que sacrifique a Meade y fortalezca la posibilidad de que el segundo lugar en las encuestas alcance y rebase a López Obrador.

A pesar de las precauciones, el encuentro trascendió pronto, el vocero de Meade, Javier Lozano dio a conocer que había presiones para que se sumaran a Anaya y Jorge Camacho, vocero de Margarita Zavala dijo algo parecido.

Paralelamente, la asociación civil “Mexicanos primero” liderada por el hijo del principal promotor del encuentro con Anaya, Claudio X González, violó la disposición constitucional que prohíbe la contratación de publicidad política a particulares.

Los comentaristas que se asumen democráticos y celosos custodios de la legalidad, que inclusive condenan el “uso faccioso de la PGR contra Anaya”, guardaron silencio ante el uso faccioso de las instituciones a favor de Anaya, promovido, al parecer fallidamente, por 5 mega empresarios (Alberto Baillères y Germán Larrea, entre otros) que no buscaron el acuerdo de Meade para respaldar a Anaya, lo que hubiera sido válido, sino el acuerdo con Peña Nieto, el Presidente de la República que tiene la responsabilidad de garantizar certeza, imparcialidad y legalidad en el proceso electoral que tenemos los mexicanos.

INTOCABLES: ESPECIE EN EXTINCIÓN

Los cuatro candidatos enfrentados a López Obrador y los medios de comunicación alineados al sistema, tratan a estos cinco activistas político-electorales como si representaran a todo el sector empresarial y se desgarran las vestiduras porque un político mexicano trata a estos señores como ciudadanos y no como intocables, omitiendo que en democracia, los cinco barones del dinero aludidos, están en su derecho de tratar que no gane AMLO siempre que sea dentro de los cauces legales y no “estilo Odebrecht” que es lo que con razón AMLO cuestiona, y la ciudadanía también por que buscan apoyarse en el Presidente de la República como “Mafia en el Poder”.

No es lo mismo los tres mosqueteros que 12 años después, ahora López Obrador tiene en su equipo a connotados empresarios, algunos hasta emparentados con los cinco aludidos, (la última adquisición de perfil empresarial es el Director General de Aeromar).

La afirmación de que son los grandes empleadores la desmiente INEGI (70% de los empleos son de PYMES) y Alejandro Salcedo, presidente de la Asociación Latinoamericana de micro, pequeños y medianos empresarios de América Latina (Alampyme) alzó la voz ante el Consejo Mexicano de Negocios y el Consejo Coordinador Empresarial para decir que tales organismos no ven más que por sus intereses particulares, deslindándose de las críticas a López Obrador, quedando claro que la pluralidad del sector empresarial es inocultable.

El tradicional servilismo ante los barones del dinero de parte de los comunicadores tradicionales ya no surte los efectos de antaño, las redes cibernéticas dan foro a quienes no tienen empacho en ejercer la crítica a los hasta hace poco intocables, lo que es normal en toda democracia de verdad.

OPERACIÓN “SOBREVIVENCIA”

A diferencia de Enrique Ochoa, René Juárez Cisneros es un gallo muy jugado, priista de verdad y plenamente consciente de que su misión es salvar al PRI porque al candidato ya nadie lo salva.

El panorama del otrora invencible es el más catastrófico de su historia. No solo Meade está anclado en tercer lugar. En los nueve estados dónde se elegirá gobernador también va en tercer lugar y solo está dando la pelea en Yucatán. En senadores y diputados federales anda por las mismas según reciente encuesta publicada en “El Economista”.

Al igual que los empresarios, los priistas están divididos en cuanto a lo que deben hacer ante al probable triunfo de López Obrador (y sospecho que también el gabinete).

Unos se inclinan por el voto útil a Anaya, otros tienen a López Obrador como su segunda opción. Así las cosas, Juárez Cisneros tiene la tarea de meter disciplina y evitar la pulverización del voto priista para lograr alguna fuerza en las cámaras que permita la difícil negociación con el poder emergente.

Por esa razón y no porque Peña Nieto y Anaya “se caigan gordos”, el PRI no puede ceder sus votos “útiles” sin suicidarse.
Que todo transcurra en paz y con legalidad. 
Nos encontramos en “El Recreo”
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