Por: Luis Medina Lizalde 


Nos bombardearon con la cantaleta de que el nacionalismo es un modo de estar con el PRI de antes, los intelectuales salinizados tuvieron cámaras y micrófonos para convencernos de abrir nuestras fronteras al libre comercio, que los aranceles deberían ser suprimidos, que habría que quitar todos los candados a la inversión extranjera, que nuestro destino es la integración a “América del Norte”, que diéramos la espalda a los países latinoamericanos y que la modernidad correría a cargo de formados en el ITAM con posgrado en Harvard. Los forjados por la UNAM olían a viejo.


Trump con sus groseras maneras aprovecha la dependencia de México forjada por los tecnócratas hipnotizados por el “Consenso de Washington” y Milton Friedman ya no saben cómo reaccionar, el retorno del proteccionismo dejó de ser rebelión de damnificados de países con menos desarrollo y hace espectacular aparición en la cuna del moderno neoliberalismo, la Inglaterra de Margaret Thatcher y en los Estados Unidos, dónde las secuelas del libre comercio generaron el suficiente número de electores para colocar en la Presidencia a Donald Trump, proteccionista xenófobo y racista.


Atrincherados en medios de comunicación profundamente resentidos con el cambio de rumbo, estos intelectuales mediáticos no atinan a reaccionar ante los nuevos tiempos, sus batallas propagandísticas en contra de López Obrador los hace transitar en unos cuantos días de ruidosos heraldos de la intervención gringa en Venezuela a indignados “nacionalistas” porque según ellos, México se arrodilló ante Trump
El horizonte mexicano se llena de nubarrones, los gringos retornan al proteccionismo una vez que México desmontó sus protecciones.


En Europa los ciudadanos votan por políticos proteccionistas y anti-inmigrantes. En Estados Unidos Trump ofertó la construcción del muro atribuyendo a los migrantes la pérdida de empleos y la incidencia delictiva y, ante el rechazo rotundo del congreso de financiar su locura, ahora pretende que México haga el trabajo sucio y que gaste el dinero que no tiene para contener la oleada de desesperados sociales procedentes del Sur.

 
En su infame estrategia Trump nos puede asestar dolorosos golpes. Las remesas enviadas por nuestros compatriotas pueden ser el siguiente instrumento electorero, del mismo modo, el aliento al retorno de inversiones a su país amenaza nuestra planta productiva.


Los posibles efectos no son los mismos para todas las regiones pero no existe porción alguna de nuestra República a salvo de la perfidia imperial.


NI DEPENDENCIA NI INDEPENDENCIA: INTERDEPENDENCIA


La concurrencia a la concentración en Tijuana convocada por el Presidente López Obrador es muy buena señal; Acudieron gobernadores priistas y panistas, legisladores de todas las expresiones y empresarios de gran peso económico, con ello se logró enviar mensaje de fortaleza a partir de la cohesión nacional, mensaje que no solamente recibe el magnate prepotente sino los dos grandes partidos de la Unión Americana que debieron ver con nerviosismo la presencia de numerosos residentes de origen mexicano de San Diego y California, saben los gringos que la evolución demográfica de Estados Unidos tiene en el voto latino el fiel de la balanza.


La presencia de Gobernadores de estados con alta migración a los Estados Unidos en el acto de Tijuana es un acierto, pueblos como el zacatecano saben de las graves repercusiones de la inflexibilidad migratoria y de la irreversibilidad de los nexos de nuestro pueblo con la vida estadunidense, hasta en las más lejanas comunidades se aposenta la diversificación de creencias religiosas en sana convivencia como efecto de la influencia cultural.

 
En el corto plazo la dependencia cultivada en etapas anteriores no será revertida y la noción de Soberanía Nacional de la etapa previa al neoliberalismo ya no volverá a presidir nuestra política exterior.


La globalidad contemporánea nos instala en la interdependencia en la cual debemos reconocernos como dos naciones que no podrán ignorarse y sí complementarse si el mutuo respeto impregna la relación.
La construcción de la interdependencia deseable no es tarea solamente de gobiernos.

 
Pueblos como el zacatecano deberán encontrar el camino para el uso productivo de las remesas.


Celebremos la creciente participación de ciudadanos de origen mexicano en el sistema político de Estados Unidos, ellos son idóneos puentes de entendimiento entre dos sociedades destinadas a vivir una al lado de la otra.


MAS FARSANTES NO SE PUEDE


Ayer se arrodillaron ante los gringos al grado del “Comes y te vas” solicitado a Fidel Castro durante la Cumbre de Monterrey.


Hoy, en vez de reconocer la solidez de la política exterior del Presidente López Obrador y el logro de lo posible en las actuales circunstancias, ahora gritan que “no hay nada que celebrar”.


Si fuera verdad que México se arrodilló como Fox lo hizo, estarían felices por su “victoria cultural”.


Indignos falsamente indignados.

 
Nos encontramos el jueves en Recreo
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