Por: Luis Medina Lizalde

En lo esencial, hay dos niveles de lucha electoral, uno es el enfrentamiento propagandístico entre los contendientes y otro es el de la operación política.

En el actual proceso electoral la disputa por la presidencia de la República ocupa el escenario, los contendientes a los demás puestos serán catapultados o hundidos por “la marca”, veremos a buenos candidatos sucumbir y a malos contendientes triunfar por causas ajenas a sus desempeño, para algunos, su refugio es el voto en línea, “cinco de cinco”, para otros su esperanza es el voto diferenciado.

La operación política es el campo dónde sucede lo inconfesable, tiene una fase primaria que culmina con la selección de candidatos, generalmente es en esa fase donde se fortalece o debilita cada opción electoral no solo por “el quién” es candidato sino por “el cómo” llega a serlo, en esta ocasión será distinto debido a que la atención decisiva y decisoria se concentra en la presidencia de la República quedando en segundo plano la cuota de impresentables de cada opción, quedando para posterior ocasión el ajuste de cuentas con las rémoras.

La siguiente fase en la operación política, semi clandestina por definición, es en la que se producen “entendimientos” entre damnificados de los procesos internos a los que les pesa más su interés lastimado que el proyecto general al que formalmente se adscriben, aportan información al adversario, hacen huelga de brazos caídos y transitan esperanzados en la derrota del que los derrotó en “las internas”, pero es en esa fase dónde entra la operación delictiva de los tres niveles de gobierno.

Peña Nieto y no Meade es el portador del discurso de contraste con el de López Obrador, sus colaboradores le hacen segunda en lo que les concierne.

Tello Cristerna, Gobernador Constitucional de Zacatecas, no se entromete discursivamente, quien sí lo hace es su esposa.

Los Presidentes municipales en estos procesos generalmente no hablan, actúan

ADICTOS  A LA TRAMPA

En esta fase se inicia el tradicional y descomunal desvío de recursos públicos que la FEPADE tolera y la Auditoría Superior de la Federación registra como parte de faltantes y desvíos que a la postre, cuando el gobernador ya dejó el cargo, se convierte en pesadilla, (Javier Duarte, Cesar Duarte, Roberto Borge, Padrés, Sandoval y otros pueden ilustrarnos al respecto) lo malo es que la pesadilla es también para los pueblos: se llama deuda pública.

La operación delictuosa que hace que las elecciones en México sean elecciones de Estado es vista como algo normal por una gobernante a la que la pluralidad no le quitó el cinismo como se puede apreciar con el llamado del gobernador de Querétaro a todos los gobernadores para “frenar a AMLO”, en una flagrante apología del delito que la FEPADE deja pasar así nomás.

El cemento,  despensas y calentadores solares son las evidencias socorridas aunque no únicas, de que en están operando los gobiernos  de los estados.

El daño al erario no es el único, los empleados públicos son forzados a “formar redes” de gente comprometida a votar por determinado partido, se atenta contra la libertad de cada uno, se genera un clima de temor, aparecen delatores, la gente se siente espiada, la improductividad laboral es inevitable.

Las estructuras territoriales se activan, el mensaje preventivo e intimidante tiene como portadores a burócratas con asignación territorial, “jefes de jurisdicción, jefes de región, etcétera).

Tello tiene en su gabinete a especialistas en la operación política que han cumplido esa tarea bajo las órdenes del PRD primero y después del PRI, Secretarías como la de SECAMPO, de Salud, Educación y finanzas tienen cuadros intermedios que sin que nadie les indique, toman la iniciativa.

YA  NO ES TAN  FÁCIL

Tello no impulsa candidatos propios, la mayoría de los que participan como candidatos a puestos de elección popular llevan el sello de Miguel Alonso: Lúevano, Nava, Benjamín Medrano, Carlos Peña, Chema González etcétera; mejor a su señora se le anota una que otra candidatura en los círculos políticos, pareciera dispuesto a no meterse en el proceso por conciencia o por no verse en el espejo de los ex gobernadores, pero hay crecientes indicios de que se está dejando “llevar al baile”.

Como contador sabe a lo que ahora se arriesga con las leyes del sistema anti-corrupción,  otros lo ignoran.

Ha trascendido la celebración de reuniones para asuntos electorales con varios de su equipo de gobierno, a lo mejor en su fuero interior prefiere no hacerlo, pero recibe presiones de diverso origen para que se ensucie las manos.

¿Qué logrará si lo hace? En la Presidencial, Zacatecas aporta poco

En lo demás, sus victorias serían de Miguel Alonso.

A tiempo está

 

Nos encontramos en el Recreo