Por: Alejandro Aguilar

¿Política ambiental? ¿Y eso con qué se come? La política ambiental puede definirse como todas las acciones, organizaciones y leyes implementadas por los gobiernos que están dedicadas a la atención de los temas ecológicos. En México contamos con un conjunto de políticas ambientales como son: la Ley de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, la Ley General de Cambio Climático, la Ley General de Vida Silvestre o la Ley de Desarrollo Rural Sustentable. También contamos con instituciones como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INEE), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) o la Comisión Nacional de Agua (CONAGUA).

¿Para qué sirve la política ambiental? En la actualidad, la política ambiental es utilizada por los gobiernos para establecer las formas por las cuales se controlan y distribuyen los recursos naturales. Es significativo darnos cuenta que a lo largo y ancho de nuestro país se presenta una gran cantidad de recursos naturales tanto renovables (como las plantas y animales) como no renovables (como el petróleo y los minerales). De tal suerte, la política ambiental sirve como instrumento de manejo gubernamental por el cual se permiten o se prohíben ciertas acciones y prácticas que impactan en el medio ambiente como la contaminación en todas sus vertientes y modalidades, las transformaciones ecológicas de una determinada región ante la acción humana y sus efectos en la sociedad y el medio ambiente: como los impactos en la salud o en los ecosistemas, etcétera. Pero también la política ambiental es de suma utilidad para el gobierno en el diseño, implementación y (a veces) evaluación de los distintos programas y proyectos realizados para la conservación, el cuidado y la protección tanto de la naturaleza como del medio ambiente.

¿Por qué es importante la política ambiental? Desafortunadamente en el territorio mexicano existen muchos problemas ambientales: los incendios y la tala forestales, la escasez de recursos naturales de uso humano como el agua, especies extintas o en peligro de extinción, la producción de basura y residuos tóxicos, la falta de reciclaje o de cumplimientos en las normas de salubridad y protección al medio ambiente, por nombrar algo. Aun así, los discursos del gobierno hablan muy seguido sobre la sustentabilidad, el cuidado y la conservación ambiental. Aunque han construido suficientes instituciones, programas y leyes la verdad es que no contamos con una garantía real que reduzca los problemas mencionados. Al contrario, cada vez hay más problemas por la falta de agua o su contaminación, por la generación de desechos tóxicos que dañan a las personas y al medio ambiente; y es por ello necesidad de conocer la política ambiental mexicana.

Un medio ambiente sano no es una exigencia, sino un derecho del cual todos los mexicanos deberíamos gozar. Incluso este derecho se encuentra expresado en el artículo 4 de nuestra Constitución, y por lo tanto, tenemos que hacer valer ese derecho. Sin embargo, es necesario que hagamos conciencia para que eso ocurra y vaya más allá de un discurso político o un comercial en los medios por parte del gobierno ¿Y cómo podemos hacer eso? Pues empecemos por ver a nuestro alrededor y pensar cuántos de nuestros problemas cotidianos son problemas ambientales en los cuales el gobierno debería actuar de mejor manera porque, si no lo hacemos, este tipo de problemas continuarán y crecerán en un futuro próximo a un nivel en el que ni el gobierno ni la sociedad podremos enfrentar dignamente.

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