Por: Luis Medina Lizalde 

El atroz asesinato del joven abogado Juan Manuel Rodríguez González viene a reforzar esta amarga sensación que nos envuelve desde hace más o menos 12 años, cuando el crimen organizado anuncia a sangre y fuego su presencia.

No nos reponíamos del trágico final de Emilio Nava, cuando del vecino Aguascalientes nos llega la noticia de la captura de cuatro jóvenes secuestradores zacatecanos que demandaban el rescate por otro abogado  que previamente había sido asesinado, José Luis Díaz Romero, a quien si la memoria no me falla, ubico como director jurídico del ISSSTEZAC en el sexenio de Ricardo Monreal. 

Habiendo conocido a los tres, es con el joven abogado con el que me unió un lazo afectivo que perduró desde su nacimiento, fue mi ahijado y sus padres amigos entrañables; su padre, destacado académico del derecho y en estos momentos Secretario del Ayuntamiento de Zacatecas. Lo consigno para que si mi subjetividad me juega una mala pasada el lector sepa por qué.


La clase política local dejó que la sociedad fuera capturada por el miedo; primero fue el silencio, luego la minimización y finalmente la trágica resignación. El discurso oficial pasó de los “hechos aislados” al de “es una guerra entre bandas”, se hizo rutina la criminalización de la víctima y se abrieron las puertas y ventanas de la “institucionalidad” a los rufianes.


Se pusieron de moda los secuestros en patrullas, casos hubo en que los secuestrados usaron como “casa de seguridad” mazmorras malolientes municipales.

Los arreglos para que las ferias transcurran en paz casi se institucionalizaron, inicialmente llegaron de fuera pero pronto echaron raíces e iniciaron el reclutamiento de “valores locales”, Al gobierno de Amalia le infundieron terror con la matanza de agentes a la salida de Jerez, Zacatecas, al Gobierno de Miguel Alonso lo recibieron emboscando al recién estrenado Secretario de Seguridad General, Jesús Pinto, causándole muchas bajas en las inmediaciones de Ciudad Administrativa, y al Gobernador Tello no hubo necesidad porque inició su sexenio poniendo al frente a un General al que le dio por emplear su tiempo laboral en “impartir valores” a muchachos de secundaria.


SIN NADIE QUE SE LES ATRAVIESE

El gobierno se pasa de permisivo un tanto por miedo y otro tanto por frívolo e inconsciente, los zacatecanos vimos a Presidentes municipales usar guaruras y vehículos blindados como signos de status, como si fueran jefes operativos de comandos especiales, la “cultura narca” sembró de “referentes” la conversación local, según la región era “Panchito” “ La hamburguesa”, “El Ruso” “ El Ostión” “El Cincuenta”

Hace uno días leí una declaración del Secretario General de Gobierno Jehú Salas anticipando que están en vía de ofrecer un refugio para mujeres maltratadas, lo que está muy bien, pero cuando añade que será con discreción por el peligro que proviene de golpeadores alterados, se me heló la sangre ¿un gobierno le teme al peligro representado por un marido emocionalmente alterado?

En ciudadanos voluntarios entiendo la precaución de brindar refugio en el sigilo, pero si un gobierno aún de un modesto municipio no puede imponer el orden ante esos “energúmenos” ese gobierno es de mentiritas ¿Cuándo perdimos la noción de autoridad? ¿Cómo es que nos empequeñecimos a ese grado?


No podemos dejar de consignar que el Abogado Juan Manuel, vecino de una colonia popular, entrón y socialmente sensible según lo conocí, valientemente tomó la defensa de la Señora Inés Colunga, humilde mujer de Pánfilo Natera que dijo haber presenciado cómo su hijo fue arrancado de su hogar ante sus ojos y subido a la patrulla 571 de la policía estatal preventiva y que al frente iba el Comandante conocido como “el Colombiano”, enfatizando que era muy conocido por sus frecuentes incursiones.


La señora madre del estudiante de Secundaria Iván espino Colunga apenas pudo llorar a su muchacho cuando apareció su cuerpo torturado en Jarillas Ojocaliente, hubo de abandonar el estado para salvar su vida.


El licenciado Juan Manuel dio la cara por esa mujer como pocos se atreven.


REACCIONEN POR FAVOR

No cuestiono la aptitud para enfrentar la delincuencia organizada, no hablo de número de efectivos, ni de capacitación o armamento, hablo si, con amargo reproche, de la actitud resignada de la clase gobernante local, del derrotismo, de la falta de entereza para evitar que se mezclen políticos y delincuentes porque las puertas y ventanas de la institucionalidad siguen abiertas para la criminalidad en Zacatecas.


La decisión política de cerrar puertas y ventanas conlleva riesgos, pero mantenerlas abiertas es peor.
Me entero al terminar estas líneas que mataron a una joven alumna en la escuela de Derecho de la UAZ de 22 años, en el preciso momento en que allí se encontraba el Fiscal Francisco Murillo


Nos encontramos el Lunes en El Recreo
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