Por: Heraclio Castillo Velázquez

En Zacatecas, el 49.3% de la población se encuentra en pobreza laboral, es decir, prácticamente la mitad de los zacatecanos no pueden adquirir la canasta alimentaria con el ingreso proveniente del trabajo.

No son datos sacados de la manga; es información basada en las estadísticas del INEGI, el Coneval y la organización México ¿Cómo Vamos?, que en su último estudio sobre pobreza laboral en México da cuenta de que durante el cuatro trimestre del 2017, el 41% de la población a nivel nacional vivía en esta situación (unas 50 millones 832 mil personas), cifra menor al promedio estatal.

De acuerdo con el Coneval, hacia el cuarto trimestre del año pasado el valor de la canasta alimentaria en las zonas rurales fue de 1,055 pesos mensuales por persona, mientras que en las zonas urbanas su valor fue de 1,479 pesos.

Haga cuentas: ¿de cuántos miembros en la familia estamos hablando en Zacatecas?, ¿y cuántas familias sobreviven con el salario mínimo en Zacatecas? Si usted es soltero, vive solo y a pesar de tener un empleo siente que no ajusta, imagine lo que viven esas familias cuyo ingreso es aún más precario.

La buena noticia es que el estado fue una de las 12 entidades que lograron reducir la proporción de población en pobreza laboral (apenas 3.1%) en el último año. Lo malo es que esta dinámica depende de muchos factores para mejorar el poder adquisitivo de los ingresos laborales, que entre el 2016 y el 2017 se redujo en 2.5% en el país a raíz del repunte en la inflación durante el año pasado. ¿Proyecciones para el 2018? Nada alentador.

A eso súmele otros indicadores sobre la línea de bienestar, sin olvidar los incrementos paulatinos al precio de la gasolina, y tendremos el escenario perfecto para vender el voto en año electoral. Pero la política no es la única que aprovecha esta circunstancia. ¿Usted ha ido al súper últimamente y siente que no le alcanza? Quizás hay alguien que se aprovecha del aumento al precio de la gasolina y la Profeco hace como que mira para otro lado.

Sin duda la variación en el precio de los combustibles incide en el precio de productos y servicios, especialmente porque en este costo va incluido el gasto por transporte de mercancías, que en su mayoría se realiza por la vía terrestre. El problema viene cuando la mercancía en stock es reetiquetada sin una regulación, argumentando “ajustes” por el precio de la gasolina, cuando esa mercancía ya tenía un precio establecido. ¿Ahora entiende por qué no le alcanzan los ingresos cuando va al supermercado?

La idea de aumentar el salario mínimo no es tan descabellada, pero antes se requiere modificar el marco tributario. De lo contrario, los empleadores no podrán sostener el aumento a los salarios y, contrario a lo esperado, veremos el cierre de empresas. Imagine lo difícil que puede ser para un patrón destinar casi 5 de cada 10 pesos al pago de impuestos; 2 de cada 10 pesos al pago de salarios; 2.5 pesos para el pago de insumos y materia prima y solo 50 centavos como ganancia.

Si modificáramos el sistema tributario quizás, solo quizás, habría la posibilidad de destinar un mayor monto para ese aumento al salario que reduzca la pobreza laboral. Y aunque obviamente influyen otros tantos factores, como aquellos patrones que por más ganancias que tengan dejan desprotegidos a sus empleados (o abusan de ellos al explotarlos laboralmente), por algo se empieza.

Tal vez ahí radica el incremento en la tasa de condiciones críticas de ocupación. Actualmente un solo ingreso resulta insuficiente ya para satisfacer las necesidades básicas. ¿Quién no conoce a una secretaria que carga consigo catálogos de venta de cuanto producto se pueda imaginar? Ahora piense que de esos centavos adicionales completa su canasta básica diaria. ¿Gastará en Liverpool o consumirá lo local?