Lucía Medina

Era la noche del 31 de diciembre de 1993 y los mexicanos se iban a la cama con la promesa salinista de que el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) que entraría en vigor al día siguiente colocaría a México en el primer mundo, con los mismos estándares de calidad de vida que tenían Estados Unidos y Canadá.

A casi un cuarto de siglo de ello, esa incumplida promesa pretende renovarse con la renegociación que en estos momentos mantienen los tres países involucrados, esperando cada uno de ellos mejorar los puntos donde haya salido perjudicado en los acuerdos firmados en 1993, y fortalecer aquellos donde haya sido beneficiado.

A la luz de estos 23 años, una de las mayores incidencias de este acuerdo comercial para los mexicanos se ha dado en el terreno laboral. Desde entonces, la creación de empleo y la calidad de éste, no ha garantizado el nivel de vida de primer mundo que se dijo que traería la apertura comercial.

Raúl Delgado Wise, docente investigador de la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas, explicó que el Tratado de Libre Comercio convirtió a México en un mero exportador en el que abunda la fuerza de trabajo barata, que beneficia principalmente a Estados Unidos con salarios y condiciones laborales muy pobres en comparación con los que tienen los propios norteamericanos.

Comentó que en México los salarios promedio son hasta más de 10 veces más bajos que en Estados Unidos; es decir un paraíso para las grandes corporaciones que encuentran rentable abandonar su país, instalarse en este, y pagar salarios muy menores a los que tendrían que otorgar a un obrero estadounidense por el mismo trabajo que realiza un mexicano.

Actualmente el salario mínimo en Estados Unidos es de 7.25 dólares por hora, equivalentes a cerca de mil pesos al día, mientras que en México el salario mínimo es de 80 pesos por día, en tanto que en Canadá es 10.25 dólares canadienses la hora, alrededor de mil 150 pesos cada día.

Es decir, que por el mismo trabajo, un obrero mexicano cobra entre 12 y 15 veces menos que un obrero estadounidense o canadiense.

Con el pretexto de atraer inversión extranjera, el Estado mexicano ha permitido que los salarios disminuyan cada vez más. De acuerdo con el Observatorio de Salarios Mínimos de la Universidad Iberoamericana, campus, Puebla, en el caso de México, en los últimos 13 años las percepciones salariales han ido a la baja.

Por ejemplo, una persona con posgrado, en 2005 ganaba 24 mil 191 pesos, mientras hoy alcanza los 14 mil 805 pesos; el promedio general de salario ha disminuido de 11 mil 268 pesos mensuales a 7 mil 654 pesos.

"" Imagen tomada del Observatorio de Salarios de la Ibero Puebla

 

Al respecto, el académico dijo que lejos de alcanzarse las condiciones de vida que se tienen en Estados Unidos y Canadá ha ocurrido lo contrario, pues México ha bajado sus índices de desarrollo humano y actualmente se parece más a Guatemala que a Estados Unidos. El número de pobres rebasa el 50% de la población.

 

"" Imagen tomada del Observatorio de Salarios de la Ibero Puebla

 

Otras de las exigencias del tratado, según Delgado Wise, fue que en México se desmantelara el aparato productivo nacional y que se condenara a mucha de la población a trabajar en la informalidad, es decir sin acceso a prestaciones sociales y posibilidad de jubilación. En consecuencia, el porcentaje de trabajadores en esta condición hoy está en un nivel record, con alrededor del 60% del total de los empleados.

Esto significa que más de la mitad de los trabajadores de México reciben ingresos fuera del control tributario del Estado, y por tanto, éste tampoco contribuye a que el salario sea justo, o se cumplan con las garantías mínimas necesarias para el bienestar social.

 

Matar nuestro motor productivo

Delgado Wise destacó que uno de los sectores en los que se operó la destrucción del aparato productivo nacional con el objetivo de dar apertura a los grandes multinacionales, fue el campo mexicano.

El respaldo que el gobierno había proporcionado a los campesinos se retiró por completo y en su lugar se dio paso a empresas a trasnacionales como Monsanto. Se desapareció el Banco de Crédito Rural y se eliminaron estrategias de comercialización como la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) que permitía a miles de familias acceder a productos del campo a bajo precio, y al mismo tiempo garantizaba precios justos a los productores.

Al respecto, Arnoldo Verdugo Aguilar, integrante de la Confederación Nacional Campesina (CNC), dijo que en materia de adquisición de insumos los campesinos han sido severamente afectados, debido a que dejaron de operar empresas mexicanas como Fertimex que fabricaba fertilizantes, y la Productora Nacional de Semilla, paraestatal que invertía en la investigación de éstas. En su lugar, se impusieron trasnacionales como Bayer, Syngenta y la mencionada Monsanto que venden estos productos a precios más elevados, y además transgénicos que afectan a las semillas nativas.

Todo esto ha provocado que los costos de producción se eleven considerablemente y que multinacionales como Maseca, Minsa y Cargill fijen los precios de los productos sin que ninguna ley ejerza ningún control, y bajo el condicionamiento de que, si no se les vende al precio que ellos determinan, mejor los importan.

Verdugo Aguilar, quien es productor de maíz blanco en Sinaloa, refirió que a la fecha sembrar una hectárea de este grano cuesta alrededor de 40 mil pesos y de cada hectárea se obtienen 11.5 toneladas que se venden a 3 mil 500 pesos, por lo que prácticamente se obtienen 250 pesos es decir, “salen a mano”.

El agricultor dijo que una de las estrategias de comercialización que se pusieron en marcha con el Tratado fue la agricultura por contrato, que consiste en una operación mediante la cual el productor vende al comprador a precios determinados antes de cosechar su producto.

Sin embargo, mencionó que esta práctica ha quedado rebasada por dos razones principales: una es que se ponen topes al volumen de venta, es decir, sólo les compran cierta cantidad de cosecha, y el resto hay que buscar comercializarla de otra manera. La segunda razón es que los precios de los productos se fijan en función de la cotización que maneja la Bolsa de Valores de Chicago para el maíz amarillo, y que debido a la alta producción de este tipo de grano en Estados Unidos siempre son bajas.

 

Otros saldos

Otro de los sectores en los que mayor influencia ha tenido del TLC es el automotriz. A raíz de la apertura comercial y de las facilidades para atraer inversión, muchas empresas de este ramo decidieron trasladar sus ensambladoras a México, sin embargo, la producción de autoparte de alto valor tecnológico se ha reservado para los países del norte y en México solo se producen las autopartes más rústicas, las cuales tienen un precio menor, y no incentivan el desarrollo tecnológico.

En relación a esto, el académico dijo que, aunque al país se ha logrado atraer inversión extranjera en la industria manufacturera, ésta no ha generado crecimiento, toda vez que en 2006 se puso en marcha el programa para la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicio de Exportación (IMMEX) que condona impuestos a las empresas exportadoras que requieren para su producción un alto porcentaje de productos importados.

Esto significa que a las grandes industrias se les ha “perdonado” grandes cantidades de impuestos que pudieron haber servido para el desarrollo social y económico del país.

Hoy por hoy más del 90 % de las empresas exportadoras del país se han acogido a este esquema. Algunas de las instaladas en Zacatecas que durante 2016 participaron en el programa son Jhonson Electric y Dulces Karla.

Migración

En materia de migración los flujos migratorios también se dispararon. El investigador expresó que a la fecha casi 13 millones y medio de mexicanos viven en el extranjero, de los cuales 12 millones radican en Estados Unidos.

Además, hay más de 300 mil posgraduados  fuera de México, de los cuales 30 mil son doctores en las áreas de tecnología, ingeniería y matemáticas. Es decir que mientras este país invirtió en su educación, son otros, particularmente Estados Unidos, los que están obteniendo las ventajas de los cerebros que desarrollan la ciencia y la tecnología y por tanto, que permiten el enriquecimiento y desarrollo de estos países.

Y si muriera…

Ante estos escenarios, Delgado Wise calificó la defensa del Tratado de Libre Comercio que en estos días se ha llevado a cabo como “tonta” y “estúpida”, aseguró que el acuerdo no cumplió con las expectativas que originalmente se delinearon.

“Estamos prestando el territorio para que otros estén haciendo dinero. El interés del tratado es el desarrollo de la gran corporación y en México los peces grandotes se han comido a los chicos, tenemos puras franquicias, o proveedores de éstas, han destruido la industria nacional y ya ni siquiera las cerveceras son mexicanas”, reprobó

Afirmó que la coyuntura que hoy se está viviendo a raíz de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es una oportunidad para reconstruir el país, “necesitamos cambiar y un cambio siempre es doloroso”, pero consideró probable la inserción de México en a una nueva dinámica mundial impulsada por Rusia y a la cual podrá contribuir todo el talento mexicano que hoy se encuentra fuera del país, pero al cual se le debe revincular con México.

En esta tesitura Jesús Moctezuma Diaz Maldonado, director de ProMéxico en Zacatecas, dijo que dependencias como la suya, dedicadas a promover la exportación, están volteando a ver otras opciones y una de las que han encontrado hasta el momento es Latinoamérica.

El funcionario precisó que los países de centro y Sudamérica demandan muchos productos básicos y “de moda” por la vinculación directa que se tiene en materia de turismo y hábitos gastronómicos.

“Yo siempre les dio que volteen a ver hacia el sur porque las facilidades arancelarias (pago de impuestos) son mucho más reducidas y por que hablan el mismo idioma”, afirmó.

Aclaró que probablemente no se puedan exportar grandes volúmenes de mercancías con grandes flujos de dinero, pero que si son mercados seguros que reditúan de forma permanente a los empresarios.